La patología más frecuente en las consultas de Otorrinolaringología son la pérdida de función auditiva, que llamaremos hipoacusia y las infecciones. Para que oigamos de forma correcta, es necesario que el conducto auditivo esté despejado, la membrana timpánica y la cadena de huesecillos estén íntegras, y el oído interno funcione correctamente. Todas estas estructuras conforman la cadena de transmisión del sonido, y cada una de ellas deberá funcionar correctamente para que tengamos una audición considerada normal.
PÉRDIDA DE AUDICIÓN
En general, la pérdida de audición o Hipoacusia, podemos dividirlas en ‘Hipoacusia de transmisión’ o ‘Hipoacusia neurosensoriales’. En la hipoacusia de transmisión hay una alteración del conducto, de la membrana timpánica o de la cadena de huesecillos. Por el contrario en la hipoacusia neurosensorial falla el órgano interno de la audición (coclea o caracol) o el nervio auditivo.
La causa más frecuente y común de pérdida de función auditiva que vemos en nuestras consultas son los tapones de cera, que se producen por un acúmulo de este material en el conducto que ocasionan hipoacusia, molestias e incluso dolor.
Las personas mayores es frecuente que pierdan audición dentro del proceso de envejecimiento considerado normal, a esto le llamamos presbiacusia. La mayoría de estos pacientes pueden ser rehabilitados mediante audífonos. Es importante en caso de que aparezca una disfunción del oído reconocer en qué punto la cadena de transmisión ha quedado interrumpida.
Las perforaciones timpánicas conllevan una pérdida de audición y una mayor frecuencia de infecciones si mojamos el oído o nos acatarramos. Las causas más importantes de rotura del tímpano son las infecciones y los traumatismos.
Las infecciones de repetición también producen pérdida de audición y supuración del oído, es decir salida de pus de forma recurrente a través del conducto. En estos casos es importante determinar cuál es el origen de la infección y si esta se produce por una simple perforación timpánica o por la aparición de un colesteatoma. El colesteatoma es piel que crece a través de una perforación en el oído medio y que de forma progresiva acaba erosionando la cadena de huesecillos. Para frenar este proceso será necesaria una intervención quirúrgica.
Otra causa frecuente que produce sensación de taponamiento de oído e infecciones son las exóstosis. Estas se producen por el crecimiento del hueso del conducto auditivo que al cerrarse produce hipoacusia y también conlleva el acúmulo de cera en el oído que pueden acabar infectándose. Estas formaciones son más frecuentes en pacientes que mojan el oído en el mar como surfistas o buceadores. El tratamiento suele ser las limpiezas frecuentes e higiene del conducto, pero si con no se consigue mejorar el cuadro será necesario una intervención quirúrgica denominada canaloplastia, en la que se elimina el excedente de hueso.
La cirugía se puede realizar con anestesia general o local y la vía de abordaje suele realizarse a través de una incisión retroauricular. El postoperatorio puede ser algo molesto ya que la piel del conducto es muy sensible. Es preciso realizar curas en el otorrinolaringólogo hasta varias semanas posteriores a la cirugía mientras la piel cubre de nuevo todo el conducto.
CIRUGÍA DEL OÍDO
La timpanoplastia es el conjunto de operaciones que restituyen el sistema de conducción del oído medio. Los pacientes acuden al especialista por hipoacusia, infecciones repetidas del oído, o por ambas, dependiendo de ello se recomendará un tipo determinado de tratamiento.
Si el oído está seco, es decir si no supura, tendremos que reparar la membrana timpánica y/o la cadena de huesecillos. En los casos en que se precisa la reparación de los huesecillos se utilizarán prótesis sintéticas que restaurarán el sistema de transmisión del sonido.
Por el contrario el oído puede no estar seco es decir que puede infectarse de forma recurrente o no curar a pesar de la medicación. En estos casos es importante la realización de un TAC de oídos en el que se determinará la extensión de la infección que ayudará a planificar la intervención. La intervención consiste en fresar y limpiar el hueso infectado que se localiza detrás de la oreja y que llamamos mastoides. Hablamos por tanto de una intervención quirúrgica que se denomina mastoidectomía.
La cirugía del oído suele realizarse con anestesia general, a excepción de los casos más favorables donde sólo existe una perforación timpánica en la que puede intervenirse con anestesia local y sedación. Dependiendo de la localización de la perforación o de la extensión de la infección puede realizarse a través del canal auditivo o ser necesario un incisión detrás de la oreja. La cirugía de reparación timpánica suele durar unos 45 minutos y en los casos en que incluimos una mastoidectomía será alrededor de una hora y media.
Tras la cirugía se suele dejar un tapón en el oído y si se ha optado por la vía retroauricular unos puntos de sutura. El tapón y los puntos suelen retirarse a la semana de la intervención.
La cirugía no suele ser dolorosa, aunque se puede notar alguna molestia e incluso mareo los días posteriores. Normalmente se utilizan antibióticos los días posteriores la cirugía. Se recomendará reposo relativo los primeros días.
Una causa particular de hipoacusia de transmisión que suele afectar a pacientes jóvenes es la otoesclerosis. En este caso se produce por la fijación del último de los huesecillos, el estribo que ocasiona pérdida de audición progresiva en uno o los dos oídos.
Es fundamental realizar un diagnóstico precoz ya que de ello depende la recuperación funcional de la audición.
El único tratamiento valido para la otoesclerosis es la cirugía en este caso hablamos de una estapedectomía. En ésta se cambia el estribo por una prótesis sintética generalmente de titanio. Estas intervenciones sueles realizarse con anestesia local y sedación con el paciente despierto pero anestesiado. No es dolorosa y gracias a no tener al paciente completamente dormido podremos valorar intraoperatoriamente que la recuperación de la audición es efectiva. La cirugía suele durar menos de una hora y solemos dejar el oído taponado durante al menos 5 días.
No es infrecuente que note algún tipo de mareo por lo que solemos dejar al paciente internado durante un día, evitando así los movimientos de cabeza que podrían desencadenar un vértigo. Tras la retirada del tapón la recuperación de la audición suele notarse en las próximas semanas.
Es importante cierto grado de reposo físico tras la cirugía evitando los deportes, viajes en avión o los ruidos.